En más de una ocasión nos salvan de situaciones como llevar bien el tiempo en las salas de espera o los viajes en coche pero, ¿conocemos el alcance real que tienen?

Uso tabletas niños

© ICÍAR J. CARRASCO

Marta Martínez Tato  No hay niño, por más nervioso que este sea, que no sucumba a los efectos de los vídeos de YouTube. Es encender la tableta o el móvil y ya no hay niño. Tan efectivo como el flautista de Hammelin y por lo mismo, tan peligroso. Una vez que los niños descubren esta tecnología, estás perdida, la adicción es inmediata y si no le pones freno, puede llegar a convertirse en un problema real. ¿Tu hijo o hija parece transformarse en Gollum cuando le quitas la tableta y el móvil? No te preocupes, no estás sola, conozco a muchísimas madres que han decidido limitar su uso en casa después de observar con sus propios ojos los efectos negativos que provocaban en sus hijos por eso, es fundamental hacer un uso responsable de las tecnologías que tenemos al alcance. No se trata de prohibir, pues esta es una realidad que forma parte del mundo de nuestros hijos pero sí de limitar y supervisar. Dos puntos que Pepa Fernández, Psicóloga y Codirectora de Söma Salud y Bienestar en Murcia, establece como fundamentales a la hora de enfrentarnos a este fenómeno reciente. Charlamos con ella para que nos dé ciertas pautas y para saber más sobre el efecto de estos vídeos en los niños.

1. Atención al contenido

Uno de los aspectos que más preocupa a los padres es lo infinito que es Internet. Lo mismo ocurre con YouTube. Podemos encontrar contenido lúdico maravilloso para los más pequeños, encontrar sus dibujos o canciones favoritas pero todo ese contenido convive con otro que no es adecuado para los niños y es demasiado fácil que acaben encontrándolo. Por eso es fundamental estar pendiente de qué es lo que ven tus hijos, «no podemos prohibir totalmente que vean vídeos pero sí que como responsables de la educación de nuestros hijos tenemos que estar pendientes del contenido. No es lo mismo que un niño este viendo vídeos sobre cómo se hace slime o cómo se construye un cocodrilo con una huevera que vea, por ejemplo, un vídeo donde se dan consejos para copiar en un examen o donde dan consejos para ligar», observa la psicóloga Pepa Fernández.

La codirectora de Söma Salud recomienda además que empecemos siempre por contenido educativo pero que acompañemos ese contenido audiovisual con experiencias: «Yo recomiendo esperar a que cumplan los 2 años para utilizar cualquier dispositivo y, si empezamos a utilizarlos, que lo que vean sean vídeos de dibujitos y con contenido educativo, de canciones, de números, animales, letras… pero siempre combinado con las experiencias. Si estoy poniéndole un vídeo de números, por ejemplo, jugar después a contar lápices, tocándolos y haciendo así una experiencia real de lo audivisual».

2. ¿Le gusta pasar de un vídeo a otro sin esperar a que acabe?

Hace poco, me comentaba una profesora de colegio que de aquí a hace unos años el ritmo de las clases ha tenido que cambiar porque los niños pierden rápidamente la atención y la docente apuntaba a que parte de culpa la tenían los vídeos que veían los niños y la manera de consumirlos, ese cambio de estímulos constante puede crear efectos negativos en cuanto a la atención de nuestros hijos. Muchos de ellos no quieren la tableta para ver una película sino porque tiene YouTube y porque pueden cambiar de vídeo a cada minuto, muchas veces ni siquiera terminan de verlos aunque estos tengan una duración de tres minutos escasos. «Si el niño se acostumbra a cambiar permanente de contenido y de imágenes variando frecuentemente de estímulos estamos de algún modo fomentando que su atención sea dispersa. De este modo sentirán interés por los estímulos muy rápidos y cambiantes y cuando se presenten ante una actividad o explicación en la que tienen que atender durante un tiempo considerable les costará más hacerlo de forma sostenida. De nuevo se trata de una cuestión de lógica; Igual que si el niño o niña tiene delante mil juguetes y va pasando de uno a otro tendrá repercusiones en su atención del mismo modo si se expone a mil imágenes por minuto le ocurrirá lo mismo», apunta la psicóloga Pepa Fernández.

3. ¿Son inocentes esos vídeos de chucherías o juguetes?

Más de una vez me ha pasado que mi hija me sorprende pidiéndome sin venir a cuento un juguete muy concreto del que no tengo idea o, lo que es peor, aparece con la idea de comprar «un chupa-chups gigante con chucherías» dentro. Estas ocurrencias suelen darse después de una de estas sesiones de YouTube, «hay publicidad oculta en algunos vídeos y con esto tenemos que llevar mucho cuidado», advierte la psicóloga y añade: «Casi siempre confunde a los niños y no existe ningún control sobre la misma. Suelen ser Youtubers famosos, a menudo menores que reciben productos gratis, por ejemplo juguetes o golosinas y los abren para que de este modo nuestros peques pidan ese producto en concreto despertando como esa vena consumista. Tiene que ver con la naturaleza imitativa propia de la infancia que hace que aún sean más manipulables ya que tienden a imitar a esos personajes que ven en la pantalla. Teniendo en cuenta que no hay ningún control ni legislación que prohíba esta publicidad encubierta y los niños son muy influenciables la responsabilidad de lo que ven nuestros hijos es únicamente nuestra, es decir de los padres».

4. Curiosidad infinita vs. Límites

Otro de los temas recurrentes cuando sale el tema de los vídeos de YouTube, es el de adultos disfrazados de princesas Disney y Súperhéroes. No representan ningún cuento Disney en concreto sino que ‘hacen una vida normal’ solo que disfrazados. Tampoco hacen nada malo pero, en cualquier caso, es un contenido que los niños adoran y que los padres ven con sospecha. No importan las veces que intentes caparlos, siempre acaban llegando a ellos. ¿Por qué les interesa este tipo de contenido incomprensible para nosotros? La psicóloga lo tiene claro: «El cerebro de un niño no tiene nada que ver con el de un adulto. Su curiosidad es infinita y tienen algo que no tenemos los adultos: sus conciencias están exentas de tabúes y de límites. Los límites los ponemos los adultos que somos sus guías. Por eso, de nuevo, vuelvo a la misma idea de siempre. Utilizar nuestro sentido común y preguntarnos si el contenido de ese vídeo es o no una buena influencia para mi hijo del mismo modo que lo hago ante el contenido de la televisión o de cualquier otro medio. Para eso tengo que estar cerca del menor y supervisar y si no lo he podido ver tendré que echar un vistazo al historial. También existe el control parental que limita el acceso a determinados contenidos. Si son malos ejemplos y no quiero que mi hijo vea ese contenido directamente le diré que quite ese vídeo y si no lo hace la consecuencia directa será retirarle el dispositivo. Tan simple como efectivo».

5. El tiempo también importa

Después del tipo de contenido y la calidad de atención, el tiempo es otro de los factores determinantes a la hora de hacer un buen uso de las tabletas. La psicóloga Pepa Fernández recomienda que el tiempo que pasan los niños delante de las tabletas nunca sea superior a la media hora hasta los 6 años de edad o a la hora para niños de entre 7 y 12 años e insiste en que ese tiempo de tableta no sea justo antes de acostarse. » Ya estamos viendo en consulta niños muy pequeños con problemas de insomnio por haber adquirido este hábito», asegura, debido a la luz azul que emiten estos dispositivos y que alteran el ciclo normal del sueño.

Pepa Fernádez.

Psicóloga Sanitaria en Murcia.

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