LA ADOLESCENCIA: UNA ETAPA COMPLICADA
La adolescencia es una época complicada y la comunicación entre padres e hijos se puede volver dificultosa hasta tal punto que muchas veces no sabemos como actuar con nuestros  hijos.
Es importante tener en cuenta que ellos son los primeros que no comprenden lo que les está ocurriendo pues todavía no son adultos y están abandonando la infancia y estos cambios no son fáciles para ellos.
Es una etapa de diferenciación con la familia y búsqueda de apoyo entre los iguales.
En esta edad preferirán estar con su grupo de amigos y este pasará a ser más que su propia familia.
La familia pasaremos a un segundo plano, y es algo para lo que debemos estar preparados.
Por este motivo, es frecuente que se produzcan disputas relacionadas con la negativa de los hijos de cumplir con la disciplina de los adultos.
Crecer no es tarea fácil, el lado inseguro de los adolescentes quiere sentirse protegido, y el lado aventurero quiere desarrollarse y hacer cosas nuevas. A veces vuelven a mostrar actitudes de niño y otras veremos que quieren parecer auténticos adultos.
Pueden aparecer cambios de humor muy bruscos que son consecuencia del cambio que están experimentando a nivel interior.
La cuestión es : ¿Cómo debemos actúar como padres?:
Muchas veces tenemos que hacer auténticos esfuerzos por comprenderles, por escucharles, por ser pacientes.  De verdad que merece la pena el esfuerzo pues se trata de nuestros hijos.
No suele servir de nada discutir permanentemente y dejar de comunicarnos, podemos entrar en un auténtico bucle del que es difícil salir.
Sobre todo os animo a empatizar con ellos, aunque sea un ejercicio difícil, a ponernos en su lugar y también a recordar como actuábamos nosotros cuando teníamos su edad.
No por esto debemos permitirlo todo,  tendrán que esforzarse, colaborar, tener sus propias tareas y tendremos que seguir negociando como siempre con ellos pero desde una óptica totalmente distinta a la que teníamos cuando eran pequeños.
Como siempre, es una cuestión de sentido común, debemos ser firmes y debemos sobre todo establecer el diálogo en esta etapa aún con más frecuencia. Recordemos que ya no son niños.
Algunas orientaciones os pueden ayudar:
Deberemos escuchar el lenguaje no solo de las palabras: unas lágrimas, una carcajada, una cara malhumorada, un portazo, hablan tanto como unas palabras.
Comunicarse en todo momento y  que los hijos se enteren de que aceptáis sus sentimientos, cualesquiera que sean, y por tanto, puedan manifestároslos si lo desean.  Dejar tiempo para el diálogo, ofrecer una actitud de apertura nos puede ayudar.
Darse cuenta de la importancia de escuchar: saber escuchar puede jugar un papel muy importante a la hora de estimular los sentimientos de autoestima y autoconfianza de vuestro hijo. Al escucharle, se le transmite mensajes como: “Tú eres una persona valiosa” o “Respeto tu punto de vista”.
Mostrar mucho interés hacia sus cosas, eso les hace sentirse muy importantes. 
Contestar las preguntas que os hacen: ser lo más rápidos, francos y directos posible.
Si queremos que nos cuenten, tenemos que dar el primer paso y ser nosotros los que cuenten , al principio puede no dar resultado pero a largo plazo seguro que lo dará, ya que nuestros hijos están recibiendo un modelo, un ejemplo que comunica su forma de sentir, de pensar, las cosas que le pasan.
Cuidado con preguntar mucho ya que convertirá la comunicación en un autentico interrogatorio, en el que nuestros hijos no se sentirán nada cómodos y tratarán de eludir estos momentos , con respuestas automáticas como monosílabos. 
Elegir el momento adecuado: hay que tratar elegir un momento adecuado para tratar temas delicados.Por ejemplo en el momento de una riña no se te ocurra ponerte a tratar temas pendientes ni saques los trapos sucios. Mejor esperar a la vuelta a la calma.
Aceptar los propios límites: saber que tenemos derecho a no saberlo todo y a cometer errores.
Permitirles que no estén de acuerdo: dejarles expresar sus opiniones y argumentos y responder de forma comprensiva pero firme (evitar ser autoritarios).No vale ya en esta edad el porque yo lo digo y punto… Se pueden aún enfrentar a tí mucho más.
Evitar el sarcasmo o la burlahumillar es una manera rápida de hacer que no nos escuchen. A nadie le gusta hablar o escuchar cuando se siente que lo van a derribar.
Cuidado con poner calificativos a los hijos: debemos evitar poner etiquetas a nuestros hijos ya que éstas pueden hacer que se comporten en función de algo que realmente no son. Estamos ante una profecía de autocumplimiento.
Entender la adolescencia por lo que realmente es: nuestros hijos se encuentran en una etapa del desarrollo complicada. A los cambios fisiológicos que se producen en la adolescencia, hay que sumar los cambios en la forma de pensar y actuar.
Aquí os presento algunos ejemplos que probablemente os pueden ayudar a comprender como debemos cambiar la forma de actúar.
En vez de prohibirles determinada ropa les diremos: eso no te pega mucho , pero si te gusta pues vale, yo creo que vas mas guapo con esto otro.
No decirles: «tienes que recoger tus cosas, estudiar, lavar los platos porque yo lo digo y basta.  En vez de esto decirle: «Cuando tengas tus cosas hechas hemos pensado papá y yo que te puedes bajar un rato a charlar con tus amigos al parque, anda dame un beso…»
Por ejemplo, en vez de decirle, a mi que me importa que tu amigo se haya hecho un tatuaje, eso es una birria… Por el contrario decirle, ¿Si? Y que curioso que se haya hecho un tatuaje Pepe, y ¿donde?, ¿le ha dolido?.
 
Es definitiva, la adolescencia es una etapa en la que debemos hacer un esfuerzo por comprender a nuestros hijos y por apoyarlos ya que para ellos tampoco es fácil superarla.
Si los problemas que aparecen son demasiado preocupantes no dudes en consultar con un profesional.
Psicóloga Murcia

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Pepa Fernández Avilés - Doctoralia.es

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