Cuando educamos, a menudo nos hacemos las mismas preguntas pero no sabemos cual es nuestro estilo educativo.
¿Soy demasiado autoritario, o demasiado permisivo? ¿ Debería ser mas blando, o debería imponer más mis normas?
Muchas veces observamos en nosotros mismos acciones que denotan ciertos signos de autoritarismo a la hora de educar o por el contrario observamos pasividad ante algunas acciones de nuestros hijos. Pero…¿Sabes cual es tu estilo educativo?
En ocasiones no sabemos si debemos ser tan exigentes o si por el contrario debemos hacer la vista gorda ante determinados comportamientos de los peques.
El diálogo es la base de la educación y si bien es cierto que debemos poner límites deben ser dentro de un orden y siempre han de ser claros y precisos.
TIPOS DE ESTILOS EDUCATIVOS
Existen distintos tipos de estilos educativos que a diario observamos en los padres.
Padres autoritarios: valoran la obediencia como una virtud. Utilizan medidas de castigo o de fuerza, y están de acuerdo en mantener a los niños en un papel subordinado y en restringir su autonomía.
Se esfuerzan en influir, controlar y evaluar el comportamiento de sus hijos en función de unos patrones rígidos. No facilitan el diálogo, e incluso llegan a utilizar el rechazo como medida disciplinaria.
Este estilo es el que tiene más repercusiones negativas en el desarrollo de los hijos, puesto que muestran falta de autonomía personal y creatividad, menor competencia social, baja autoestima y genera niños descontentos, reservados, poco tenaces, poco comunicativos y afectuosos y con tendencia a tener una pobre interiorización de valores.
Padres permisivos: dotan al menor de gran autonomía, siempre que no esté en peligro su integridad física.
Se comporta de una forma afirmativa, aceptadora y benigna hacia los impulsos y las acciones del niño. Lo libera de todo control y evita utilizar la autoridad, las restricciones y el castigo.
No son exigentes en cuanto a la madurez y responsabilidad en las tareas. El problema viene dado porque los padres no son siempre capaces de marcar límites en la permisividad, pudiendo llegar a producir efectos socializadores negativos en cuanto a conductas agresivas y logros de independencia. Tenemos a niños aparentemente alegres y vitales, pero dependientes, con altos niveles de conducta antisocial y bajos niveles de madurez y éxito personal.
Padres democráticos: intentan dirigir la actividad del niño, pero utilizan el razonamiento y la negociación. Tienden a dirigir la actividad del niño de una manera racional, partiendo de una aceptación de los derechos y deberes propios, así como de los derechos y deberes de los niños. Es lo que Baumrind denomina “Reciprocidad jerárquica”, es decir, cada miembro de la familia tiene derechos y responsabilidades con respecto a los demás. Se caracteriza por la comunicación bidireccional y por el énfasis entre la responsabilidad social de las acciones y el desarrollo de la autonomía e independencia en el menor.
Desde distintos estudios se muestra que este estilo produce, por regla general efectos positivos en la socialización. Los hijos de padres democráticos son niños en general más sociales, con elevada autoestima y con bienestar psicológico.  También se percibe un nivel inferior de conflictos entre padres e hijos.
Estamos hablando de niños interactivos, hábiles en las relaciones con los iguales, independientes y cariñosos. 
 
Está claro que merece la pena utilizar el razonamiento, negociar con nuestros hijos, aunque sea costoso y no dejar pasar cualquier acción del niño ya sea de forma pasiva o por el contrario mediante la fuerza o el rechazo. 
Pepa Fernández.
Psicóloga Sanitaria en Murcia.

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